“Voy a estar, hasta que Dios me lo permita, grabando siempre”
La palabra “galán” proviene del francés “galant”, y más o menos significa: “hombre de buen semblante, bien proporcionado y airoso en el manejo de su persona”. “El galán del merengue”, Eddy Herrera, es eso y más.
Se pudiera decir que Eduardo José Herrera de los Ríos, su nombre de pila, es una de las figuras más correctas del mundo artístico dominicano, nunca ha sonado en escándalos (a excepción de la controversia por la canción “Demasiado niña”), su música ha hablado por él durante 37 años de carrera artística -desde su debut con la orquesta de Wilfrido Vargas-, y su familia ha sido un sinónimo de estabilidad.
“Me cuido de no generar comentarios extravagantes, comentarios fuera de contexto sobre mi persona, sobre mi entorno como artista, como padre de familia. Creo que eso es muy importante y ha sido uno de los puntos que he tenido toda mi vida, que me cuido mucho de no generar eso (problema). ¿Cómo? Atencionando mi vida, tratando de no cometer errores”, afirmó durante la Entrevista Especial del Desayuno de elCaribe y CDN.
Pero, mantenerse en el escenario no es tan fácil en medio de las tentaciones y los vicios (droga, alcohol) de esta vida artística, un bajo mundo en el que Eddy no quiere pisar. “Nunca lo hice, nunca, ni siquiera probé la cocaína, no sé qué es eso, ni me interesa. No me interesa para nada, tengo otra forma de ver la vida”, sostuvo en una conversación con el director de elCaribe, Nelson Rodríguez; la directora de CDN 37 y CDN Radio, Alba Nely Familia, así como los periodistas Samir Saba, Yannis Pérez y José Nova.
También, reveló que una vez, saliendo de Nueva York, una persona se le acercó para proponerle que le pasara 100 mil dólares por el aeropuerto y que se lo entregara a un contacto en Santo Domingo, operación ilegal por la que recibiría como pago US$10.000. “Imagínense ustedes lo que pasa, esa credibilidad de años, tenía en ese tiempo como 20 años como artista, se cae todo; yo no iba a encontrar a dónde meter la cara (…) Le dije que no lo puedo hacer, así fuera uno, así fueran dos millones”, narró. La misma historia se repitió en Miami, hace un lustro.
El tema de las mujeres ha sido “muy complicado” para “El galán del merengue”. Confiesa que en el escenario coquetea con todas, “me pongo de fresco, de chivirico, de simpático y sabrosón… pero hasta ahí”. Aunque reconoce que en términos de mujeres fue un “cazador” en los tiempos que perteneció a Los Beduinos de Wilfrido Vargas.
Afirma que su manera de ser se debe a la formación que recibió de sus padres, Iván Herrera, dueño de una fábrica de camisas, y Elba Ríos, una educadora que llegó a ser directora del Liceo Onésimo Jiménez, de Santiago de los Caballeros, ciudad dominicana donde el merenguero nació el 30 de abril de 1964.
“Mi mamá era muy correcta y siempre estaba encima de nosotros. Eso uno se lo transmite a los hijos (…) Y mi padre era muy afectivo, muy cariñoso, pero era cuadrao”, recordó el intérprete de “Demasiado niña” y “Ahora soy yo”.
La motivación de sus padres
Precisamente, fueron sus progenitores quienes lo animaron desde muy niño a descubrir su talento artístico. Su papá le compró una guitarra y le contrató un profesor para que aprendiera a tocar este instrumento cuando cumplió los nueve años, y su madre le motivó a cantar. A los 13 años participó en un festival de la voz que ganó el cantante Jao Aguilera.
Ya a los 17 años, combinaba la música con el béisbol, pero su pasión por el canto era tan fuerte que le llevó a tomar una decisión de la que nunca se ha arrepentido.
Fue cuando se inscribió en un festival de la voz, en el que Rafelito Mirabal era el director, y para ese momento ya estaba jugando béisbol amateur junto a Luis Polonia, Nelson Silverio y Tito Peña, este último como el mánager.
“Estaba participando en un Trallao, eran dos sábados. Un sábado pasé todas las pruebas, y el siguiente sábado era el último y yo estaba en la lista de los 30 que los equipos evaluarían para firmar. Ese día salgo, era la final del festival a las 3:00 de la tarde, con un bultito con la ropa de jugar pelota. A las dos el Trallao y a las tres el festival…”, relató.
“No te puedo decir todo lo que me dijo Luis Polonia cuando yo regresé (a la casa) en la noche, pero gané (el festival)”, reseñó Herrera.
Y de ahí en adelante dedicó su vida a la música, ocupación por la que dejó, además, la carrera de Arquitectura a medio camino en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), para aceptar la propuesta que le hizo el maestro Wilfrido Vargas, de formar parte de su orquesta Los Beduinos.
“Viajó un lunes, de Puerto Rico a Santiago de los Caballeros, para conocerme. Estaba comiendo con mi mamá cuando aparece diciendo: – Me parece que tú eres Eddy, ¿cierto? Porque me dijeron de un muchacho alto-. Cinco minutos habló conmigo, y me convenció. Mi mama le dijo que no en su cara“, refirió de aquel día de 1984.
“Wilfrido Vargas es mi papá”
Con Los Beduinos duraría seis años, suficientes para convertirse en una de las figuras más prometedoras del ritmo de la güira y la tambora, gracias a éxitos como “El jardinero”, el primero que interpretó combinado su voz con la del artista hondureño Jorge Gómez; “La medicina” y “Mujer tirana”, entre otros.
“Wilfrido es y seguirá siendo mi papá, pero no solamente de la música, sino de la vida (…) Si no hubiese pasado por él no estuviéramos aquí ahora mismo”.
Dijo que la base que le dio el maestro del merengue, creador de exitosas agrupaciones como Las Chicas del Can y Altamira Banda Show, fue suficiente para lanzarse como un artista independiente.
“Existirán pocos grandiosos productores de ese género como Wilfrido. Wilfrido lo hizo todo”, agregó.
31 años con su orquesta
A partir de 1990 continuó una meteórica carrera que lo consagraría como “El galán del merengue”.
Para enero de ese año, con experiencia y deseo de seguir brindando su talento, salió como Eddy Herrera & Orquesta. “Muy asustado, nervioso, tenía mucha inseguridad, hasta que finalmente dije: -no, vamos arriba-. Renuncié de Wilfrido en Suiza, en septiembre de 1989, en medio de una gira por Europa”, citó.
La respuesta de su antiguo jefe lo sorprendió. “Me contestó: -Caballo, tienes mi apoyo y te va a ir bien. Eso para mí fue impresionante”, agregó.
Sus primeros éxitos, entre ellos “La vieron” y “Mejor no me quieras”, le valieron para ganar como Revelación del año en los Premios Casandra (hoy Soberano), en una competencia contra Angelito Villalona y Roy Tavaré.
“Y ya vamos por 31 años”, puntualizó.
En las siguientes tres décadas conquistó innumerables reconocimientos, entre ellos 15 Premios Soberano y un Latin Grammy 2020 (Mejor álbum tropical de merengue-bachata por su producción Ahora).
Sin embargo, Eddy Herrera afirma que ser líder de una agrupación no es nada fácil y que pocos cantantes logran mantenerse en el tiempo.
“Tengo 37 años como merenguero desde los tiempos de Wilfrido, 31 años como Eddy Herrera, pero cuando yo vine a conectar internacionalmente fue en el 2000, es decir, 9 años después. Era aquí en el patio y cositas en Nueva York, hasta que llegaron ‘Demasiado niña’ y ‘El vicio’; ahí hice así (despegó)”, destacó.
Contra un monstruo: el reguetón
A partir de su fortalecimiento en la industria, Eddy, al igual que los demás merengueros, ha tenido de frente a un “monstruo” como es el reguetón y otros géneros de la música urbana (dembow, trap y rap) que han relegado a un tercer lugar de preferencia al ritmo de la güira y la tambora, por debajo de la bachata.
“El poderío del reguetón es demasiado, no hay señales de que pudiese bajar, y cuidado si se queda ahí”, entendió.
Considera que el dinamismo del merengue, a nivel de Latinoamérica, no es como antes, pero que hay casos muy particulares de algunos exponentes que siguen teniendo mucha presencia en mercados internacionales.
“Yo, por ejemplo, viajo todo el año por todo Centroamérica; repito Panamá cinco o seis veces al año, Costa Rica, Ecuador, donde vive mi hija mayor…)”, indicó este cantante que se presenta cada mes en Colombia, país en el que pensó residir en un momento.
Los egos afectan al merengue
Otro de los problemas que afectan al merengue es el ego de sus intérpretes, aseguró Herrera. Valoró el esfuerzo de Johnny Ventura, cuando organizó Merengueros Siglo XXI, para tratar de unificar al sector. “Nos encantó a todos”, expresó.
Recordó que en la primera reunión el fallecido “Caballo Mayor” le pidió a todos “que enganchemos en un closet el ego de cada uno de nosotros”. “Lastimosamente ese ha sido uno de los problemas con el merengue”, puntualizó.
No haría canciones carentes de valores
Eddy Herrera no está de acuerdo con algunos artistas que graban temas “fuera de lo real y escasos de los valores”. “Bueno o malo en algún aspecto, hay una gran juventud, una población a nivel global, que apoya este tipo de canciones y que definitivamente en la República Dominicana hay un pueblo humilde que no tiene quizás la base de la educación, de los valores”, observó el artista.
Aseguró que si tuviera que recurrir y grabar con este tipo de letras del género urbano, porque fuera obligatorio para mantenerse, no lo haría. “Pero ante todo lo respeto. Por ejemplo, Daddy Yankee es uno de los más grandes del género musical urbano y no ha tenido que recurrir a ese tipo de letras en su música. De hecho, el tema de Tokischa y J Balvin lo están castigando en Colombia, es posible que lo dejen de tocar públicamente, pero este tema es muy complejo”, puntualizó.
En este mes de octubre, “El galán del merengue” comenzará a preproducir su nuevo disco que lanzará en el 2022. “Yo voy a estar, hasta que Dios me lo permita, grabando siempre”, sostuvo.
El artista acaba de colocar en la radio el sencillo “Libre Navidad”, una nueva versión que se desprende de su premiado disco Libre. Además del álbum, que presentará el próximo año, quiere hacer dos conciertos, uno de ellos para celebrar su aniversario.
Sobre el respaldo de la radio y el tema de la payola, sostiene que a la industria musical la ve “como un negocio”. “Una estación de radio tiene gastos, múltiples gastos. Así como se paga una publicidad de x producto, una canción es un producto. Yo lo veo así”, sostuvo. “Un video sale en no menos de 10 mil dólares, en promedio; a mí una canción me sale como en 80 mil pesos (mezclada y masterizada), una promoción nacional mensual anda por los tanto, no puedo decir (risa), es costosísima. Pero no me siento mal, ni lo critico, porque esos muchachos de la radio, que no son ni los directores ni los dueños de emisoras, tienen un salario base, quizás no llegando a lo ideal”, justificó.